Amplia oferta gastronómica, rica en productos de la tierra y de reconocida calidad
La gastronomía pallaresa tiene mucho que ver con la geografía ya que su situación, a caballo entre la llanura y la montaña, hace que reciba influencias de ambas zonas, integrando productos típicamente pirenaicos con otros propios del Mediterráneo.
Uno de los campos con más tradición y abundancia es el de los embutidos de cerdo (el xolís, la secallona, el bull, el salchichón ...) y también de cordero, con la típica girella.
Las carnes, pueden saborear a la brasa -especialmente la de cordero- acompañándolas con ajo y aceite de membrillo y de tomate, cocinadas con setas o verduras (conejo con senderuelas, perdices con col ...) o bien guisadas (estofado de liebre, civet de rebeco o jabalí).
Otros elementos singulares y muy representativos son la coca d'enciam (la variante local de la coca de recapte) y las empanadas de espinacas.
De los postres, se pueden destacar los que están elaborados con los productos más típicos de la comarca: las tortas de azúcar, de chicharrones, el requesón con miel, el mostillo de vino o de miel, las almendras garrapiñadas, ...
Por su clima y sus suelos, la Conca de Tremp ha sido tradicionalmente una zona productora de vinos. Una actividad que había entrado en decadencia pero que actualmente se está recuperando, como lo demuestran el interés por parte de reconocidas casas del sector y el hecho de que varias bodegas ya comercializan su producción.